viernes, abril 10, 2009

Artículo publicado hace un par de años, para la revista del colegio.

Somos dos antiguos alumnos del Carrasqueira, Gonzalo Urcera y mi mujer Ángeles Martíns, de la promoción –creo– del 1979. Enhorabuena por el blog que has creado, porque coincide con nuestro cariño y gratitud hacia el colegio y sus profesores, del que guardamos un grato recuerdo. Tanto es así que a nuestros hijos no hemos dudado ni un instante en escolarizarlos en el mismo centro, de lo que nos están muy agradecidos. Te envío un artículo que José Manuel, el profe de ciencias me pidió que escribiera hace un par de años para la revista del colegio, como agradecimiento y recuerdo de esos años. Hoy sólo queda de todos aquellos entrañables profesores Paco, el cheira-nubes, tras jubilarse el año pasado José Manuel y, unos años antes, Antonio Lobeto, el vaquero, un magnífico enseñante, además de persona, como tú seguramente sabes y has tenido oportunidad de comprobar. Un saludo y gracias por todo.


"Cuando José Manuel me pidió que escribiera un artículo para la revista del colegio, como antiguo alumno, donde recogiera los recuerdos de aquellos años y lo que supuso para nosotros el paso por el centro, lo primero que me vino a la memoria fue la impresión que tuve al volver a pisar sus patios, sus pasillos, las aulas, sus jardines, tras prácticamente veinte años de ausencia, cuando llevé a mi hijo mayor, la nueva generación, al centro. Todo me pareció más pequeño, como encogido. ¡Pero si las clases eran enormes, los pupitres eran mucho mayores, esa esquina donde jugábamos era como un campo de fútbol! Es bien cierto que la memoria es una dulce mentirosa, que rellena huecos en nuestras vidas, que nos lleva a paisajes idílicos en los que, seguramente, nunca hemos estado, o quizás sean nuestros recuerdos los que permanezcan congelados, no evolucionen y por eso, cuando volvemos sobre nuestros pasos todo nos parece diferente a lo que hemos vivido, porque somos nosotros los que hemos cambiado, somos nosotros los extraños. ¡Quién lo sabe!
Otra de las cosas que me llamó la atención, era que los apodos de los profesores eran exactamente los mismos que nosotros habíamos estrenado en sus carnes, a saber: a don Antonio le seguían llamando “el vaquero”; a don José Luis, el profesor de Historia, “Napoleón”; a don Paco el “cheira nubes”; y cómo no, al profe de Ciencias, Juan Manuel, tras treinta años, ahora, de otras tantas promociones, se le sigue conociendo como “el profesor Bacterio”, y así otros tantos... ¡Y no será por falta de inventiva de los angelitos!, considero que más bien han ido pasando el testigo de un curso a otro, de una promoción a otra, transmitiendo los motes por un puro boca a boca. Desde entonces, le doy mucha más importancia a las tradiciones orales, a los mitos y relatos populares porque aunque transformados a lo largo del camino, suelen tener un origen cierto, una realidad histórica a veces no constatable de otra manera.
Ahora bien, ¿que cómo creo que ha cambiado el colegio en estos veinte o treinta últimos años, que como dice la canción, no son nada? Se podría decir que mucho o bien que en poco. Por de pronto, los alumnos ya no se levantan cuando entra un profesor, ni le tratan de don, como hacíamos nosotros –excepto a José Manuel, pero bueno... él siempre ha sido un caso aparte–. Yo creía que mencionar estos ejemplos de comportamiento hoy en día, iba a sonar trasnochado o casi de “cuento de abuelito”, hasta que leo en las noticias, que en Francia se debate estos días la vuelta a tales obligaciones por parte del alumnado, para intentar luchar contra la falta de autoridad y respeto al profesor que se evidencian cada vez más, es cierto, en las clases. En las aulas y fuera de ellas se hablaba exclusivamente castellano, tanto por estudiantes como por profesores –aquí también hay que hacer la excepción arriba mencionada–, de tal forma que entonces, los hijos de los gallego-hablantes en el seno materno, tenían los mismos problemas de comprensión en clase, que los que pueden tener los nuestros hoy en día, que en su casa sólo oyen hablar castellano. Como vemos, cosas sin importancia, sólo que como en la Historia, todo son ciclos: unas veces arriba... unas veces abajo.
Por el contrario, ¿en qué no ha cambiado el colegio? Indiscutiblemente sigue teniendo unas de las mejores instalaciones que conozco en el municipio, tanto por extensión como por situación, en una zona tranquila, alejada de la urbe, pero con buena comunicación y a pocos minutos de ésta; cerca de la playa, soleada, en fin, hoy en día todo un lujo, tal y como están hoy los precios de los terrenos por la zona.
Por otro lado, y tan importante o más, siempre ha tenido unos buenos profesores. La verdad, es que yo no he tenido tantos y tan buenos profesores como en primaria; ni luego en el Instituto, ni qué decir en la Universidad. Naturalmente que existen excepciones, tanto de un lado como del otro; pero en general podéis creerme que ha sido así. No he aprendido tanto y también en Ciencias como con “el chivo” o con “el profesor Bacterio”; tanto y de manera tan imborrable en Inglés como con “el piojos”; nadie mejor que “el vaquero” me enseñó a comprender y analizar un texto y a llegar “al meollo de lo que el autor quería expresar”, tanta Historia como con “Napoleón”. Naturalmente que alguno era muy maniático y peculiar, pero eso también nos ayudó a ponerles el alias y a proporcionarnos momentos de distensión cuando los imitábamos o hacíamos parodia de sus gestos. Había muy buen ambiente, tanto entre nosotros como entre los profesores, con sus lógicas excepciones como es comprensible, y eso, creo yo, no ha cambiado en la actualidad.
En definitiva, que ¿qué ha supuesto o representa para mí este colegio? Pues ni más ni menos que un referente. Un referente o guía para mi vida. En un mundo donde todo cambia, y cada vez más deprisa; donde los valores cada vez en mayor medida se confunden con los precios; en una sociedad donde cada vez perseguimos con mayor ahínco y de manera más irracional los falsos ídolos de nuestro tiempo: el tener frente al ser, el aparentar a toda costa; en un mundo donde, y hoy más que nunca, la avalancha de la información prima sobre la reflexión, donde destaca el que más chilla y enseña el culo, que el que razona o enseña. Es en este mundo de oropel y plumas de un faisán que no está en comida, en este circo de enanos y seres deformes en inteligencia con cada vez más espectadores, en fin, donde es tan importante tener una referencia, un faro que nos guíe o veamos desde la lejanía, pero que tenemos ahí, para cuando lo necesitemos. Las personas pasamos, pero las instituciones permanecen. Y debemos darle valor a estas cosas, porque la tienen; lo mismo que el esfuerzo, la superación personal y el gusto por el conocimiento y la transmisión del mismo. Yo guardo un inmejorable recuerdo de mi paso por el centro... y mi mujer también, y mis hijos, y ojalá dentro de otros treinta o de otros cien años, sus alumnos y profesores puedan decir esto mismo. Ojalá el colegio se parezca a esos árboles centenarios, monumentales y majestuosos que tanto me gustan. A pesar de su porte, de su sobriedad y de su tamaño, nos inspiran confianza, respeto y sentimiento de protección; su copa nos protege del sol y de las inclemencias, y a su sombra, sentados sobre la hierba verde, nos hace reconciliarnos con nuestra naturaleza, con lo que realmente somos. Siempre están ahí, para cuando los necesitamos, dándonos sus frutos y madera de manera generosa, y acogiéndonos entrañablemente bajo sus ramas cuando nos aproximamos. El tiempo los hace más bellos, valiosos y admirados; y son un legado que tenemos que proteger, mimar y conservar para que las generaciones futuras, aunque nosotros no lo veamos, disfruten y puedan beneficiarse en la misma o mayor medida que lo hemos hecho nosotros. Esto ha sido para mí, y ojalá siga siendo en el futuro para otra mucha gente, el colegio Carrasqueira."


Gonzalo Urcera y Ángeles Martíns.

8 comentarios:

Oestrimnia dijo...

Hola Deivid!
¿Qué fixeches co blog?
Lo veo muy raro... ¿o soy sólo yo?

Besotes

isabel dijo...

Hoy, día de mi cumpleanos, me he dado de narices con este blog y con este artículo en concreto. Y porque yo también soy de esa generación y me acuerdo perfectamente del autor (uno de los autores) de estas líneas, que etaba por cierto en mi clase, quizás él también lo recuerde, y porque en estos momentos escribo desde Hamburgo, desde donde ya no sólo la memoria en el tiempo sino también en la distancia geográfica hace brillar esa época con reflejos demasiado dorados para ser ciertos, te/os agradezco por devolverme un trocito de mi infancia. Un saludo carinoso de Isabel

isabel dijo...

Ah! Nuestra generación era, me parece, del 77, al igual que ese viaje de fin de curso del que se habla.
Me encantaría que se celebrara algún encuentro de antiguos alumnos. Quizás ya ha habido algo de este tipo en algún momento?
Intentaría ir, aunque no será fácil fuera de las vacaciones. En fin, un ataque de nostalgia!?!
Otro saludo lluvioso desde HH

isabel dijo...

uhmm! Era la generación del 79. Ahora lo he estado pensando...

JAVIER dijo...

MADRE MIA CON LO QUE ME HE TROPEZADO,CON FOTOS DEL VIAJE DE FIN DE CURSO DE CUANDO TENIA 12 AÑOS,ES LA BOMBA LO VEO Y NO LO CREO,YO SOY ESE QUE ESTA EN LA SEGUNDA FOTO A LA IZQUIERDA DEL AMIGO JOAQUIN,

GRACIAS MANUEL POR ESAS FOTOS

el codias dijo...

Sòlo una palabra 'ACOJONANTE'',se me han puesto los pelos de punta,y eso q soy más joven que la mayoria de los visitantes d este blog.Es sumamente nostàlgico,que buenos momentos se pasaron en el cole,Jose Manuel,cheira-nubes,el bujias,piluka!!dios me matirizoXD,La buena de Ana y como no Conchita,Jose Ramon,El Vaquero,Carmen,Napoleón y todos los demas,gracias a todos,q si no fuera por ellos no llegaria a donde estoy.
Muy bueno el Blog,lo voy a pasar a todos mis bueno amigos que sigo conservando desde aquellos maravillosos años,y gracias al autor del mismo.

Unknown dijo...

Soy Magán, diría que esa exursión fue en el 80 o incluso el 81 y no en el 77, pero da igual, joder, como hemos cambiado.
Lo más alucinante es que mis sobrinas está ahora el mismo colegio, la vida...

montse dijo...

hola a todos me quede sorprendidisima cuando encontre esta pagina no me lo puedo creer como ha pasado el tiempo.Soy montse oujo no creo que os acordeis de mi pues soy del curso 76 al 81 un poquito + entradita en años solo un poco me gustaria que me mandarais algun correo del que mando las fotos del año77 besos a todos